Posiblemente Orense no existiría sin las aguas termales de las Burgas, pero tampoco sin el Miño. El verde de sus campos, y las vides de las que nacerá el vino del Ribeiro tampoco tendrían lugar sin la lluvia tan habitual en estas tierras.
Orense es una ciudad antigua, situada en el corazón de Galicia, pero con una proyección de modernidad. Vinculada a la industria de la moda desde hace unos lustros, sus centros comerciales, el Puente del Milenio, sus galerías de arte, su Auditorio Pazo de Congresos, se alternan con la Iglesia de la Trinidad, la Plaza Mayor, la Alameda, la Catedral y la capilla de Santo Cristo, además de la abundancia de oferta termal de una ciudad milenaria. Por supuesto también es ciudad de cafés, de copas y sobre todo de pinchos y restaurantes donde es posible encontrar cocina internacional o la más severa tradición gallega de potes y pulpos, lacones, grelos y empanadas.
En los alrededores hay poblaciones como Seixalbo o el conjunto arqueológico de San tomé, por no hablar de la Ribera Sacra y su interesante frontera con Portugal.