Resulta arriesgada cualquier valoración sobre el arte del siglo XX, pero de un modo objetivo puede admitirse que representa una etapa de fractura sin precendentes respecto a todo lo sucedido anteriormente. Tanto, que en lugar de considerar el arte del siglo XX como un episodio último y epigonal de la aventura de la creación artística, habría que considerarlo comco el prometedor amanecer de un mundo nuevo pleno de esperanza, aunque con toda la incertidumbre que ello conlleva.