Un aficionado a los videojuegos antiguos viaja a Kioto, Japón, para averiguar todo lo que pueda sobre una de las más importantes compañías de ocio: Nintendo. Allí conocerá a algunos fanáticos de la compañía, visitará las instalaciones relacionadas con ella y mostrará cómo ha influido en la cultura japonesa el mundo de los videojuegos.
Pero cómo puede venderse en las tiendas esta chapuza a la que llaman documental, en el que se supone que conoceríamos la historia de Nintendo y sólo incluye las entrevistas a dos frikis que nada tienen que ver con Nintendo, y sabiendo que ningún reportero ha entrado en sus oficinas, se presenta sin cita previa y sin acreditación. Por favor, no vendan grabaciones caseras de amiguetes como si fuesen documentales. Vergüenza debería darle al “director” cobrar 9 € por esto.