En agosto de 1992, en una lejana colina al norte de Idaho, un grupo de agentes federales rodeaban a Randy Weaver, un separatista blanco, y a su familia en una cabaña en la cima de la montaña. Después de intentar arrestar a Randy por no haberse presentado al juicio que se celebraba contra él por posesión de armas, el FBI puso en marcha una operación de asedio, de tipo militar, de la cabaña donde se encontraba Randy con su familia, y dio la orden de disparar en cuanto estuvieran en el punto de mira. Después de once días de espera, tres personas resultaron muertas, incluidos el Marshal William Degan; Vicky, la esposa de Randy; y Sammy, su hijo de 14 años; además de su perro Striker. Este incidente condujo a una de las investigaciones más intensivas que haya realizado el FBI.