En septiembre de 1944 el servicio de inteligencia británico espió las conversaciones de generales alemanes capturados, y uno de ellos hizo una afirmación sensacionalista: “Rommel me ha dicho que hay que matar al Führer, no se puede evitar, hay que acabar con ese hombre”.
Los británicos no se podían creer lo que oían, en general favorito de Hitler, el legendario zorro del desierto parecía haberse vuelto contra el Führer por el que había luchado tan valientemente, pero un mes después era el gran mariscal de campo quien estaba muerto…