El caribú habita en el vasto páramo ártico de la zona más septentrional de América del Norte. En las manadas, son las hembras las que toman las decisiones y las que guían al resto del grupo en su viaje desde los territorios de invierno hasta los campos de cría; un viaje con un compañero inesperado.
Para el lobo, avistar estas manadas y cazar algunos ejemplares es la única fórmula de supervivencia. Cuando atacan las manadas pueden recorrer grandes superficies de terreno antes de abatir al caribú, a veces hasta 10 kilómetros, de forma que la única posibilidad de recoger con las cámaras la escena completa es perseguir a los animales desde el aire.