En marzo de 1953 se hizo pública la noticia de la muerte de Stalin, causada por una hemorragia cerebral. Cualquier tipo de información ulterior en torno a este hecho fue rápidamente acallada, pues la mínima sospecha de conspiración o criminalidad hubiera podido hundir al Partido Comunista de la Unión Soviética.
Medio siglo más tarde, el prestigioso historiador SimonSebag-Montefiore viaja a Moscú para investigar estos hechos. Por vez primera, se accede a los archivos de la KGB y se denuncia la falsa versión oficial sobre el fallecimiento de Stalin, a la vez que las entrevistas a testigos y expertos fundamentan graves sospechas.