El imperio de los “sinsexo” (Documentos TV)

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El Instituto Nacional de Sexología japonés define con el término Sexless (‘Sinsexo’) a las parejas que mantienen relaciones amorosas con una frecuencia inferior a una vez al mes. Pero, como muestra el documental “El Imperio de los SinSexo”, ingenioso juego de palabras que evoca la película “El Imperio de los sentidos” de Nagisa Oshima, cada persona tiene su propio concepto de abstinencia. Los hay que, aunque sólo hagan el amor una vez al año o, incluso, cada dos años, no se consideran ‘Sinsexo’.

‘Mendokusai’, la excusa perfecta

El 37% de las mujeres japonesas se reconocen como abstinentes pero diversos informes demuestran que el porcentaje es mucho mayor. La famosa terapeuta nipona Mayumi Futamatsu asegura en el documental “El impero de los SinSexo” que la experiencia en su consulta le confirma que “entre el 60 y 70% de las parejas de más de 40 años no mantiene relaciones sexuales”.

Esta situación no es nueva en Japón. Yoko, una esteticista de 39 años, cuenta que cuando se casó se fue de viaje de novios con su marido durante 10 días “y no pasó nada. Hasta el tercer año de casados no empezamos a hacer el amor tres o cuatro veces al año. Siempre se lo pedía yo y al final se fue a dormir a otra habitación”.

Existe una palabra muy repetida entre los varones nipones: ‘Mendokusai’, en castellano ‘estoy cansado’, que resulta incontestable cuando se habla de sexo.

La industria del sexo, un negocio en alza

La sexualidad conyugal está en peligro pero la industria del sexo va viento en popa. En Japón el sexo está en todas partes; se anuncia, se exhibe, se paga y se ha elevado a industria nacional, moviendo 20.000 millones de euros al año, el 1% del PIB.

Gran parte de la actividad sexual se desarrolla en las cabinas de los ‘vídeo vox’, una especie de hipermercados del sexo, con una oferta ilimitada de películas porno, a los que acuden los hombres cuando salen del trabajo. Allí pasan un par de horas, antes de ir a su casa, o la noche entera, si pierden el último metro.

La industria se ha adaptado a la demanda y en el mercado japonés hay todo lo necesario e inimaginable para satisfacer al solitario más acérrimo. “Yo quiero a mi novia, pero cuando llego a casa y ella quiere hacer el amor, me cansa el sólo hecho de pensar que la tengo que hacer gozar”, dice Fumiyo, un habitual de los ‘vídeo vox’.

En El imperio de los SinSexo se destaca, sin embargo, que la gran oferta erótica no hace aumentar el número de separaciones matrimoniales. Los divorcios son poco frecuentes y la mayoría de las parejas ‘sinsexo’ son duraderas.
Los gatos, una cura para la soledad

Prostitutas, muñecas, masajes, películas… y hasta gatos. En 20 años el número de solteros se ha duplicado y los animales domésticos se han convertido en los nuevos compañeros, pero no en casa. Existen los ‘Neko cafés’, donde acuden los solitarios en busca del contacto y afecto que les puedan ofrecer los gatos.

La comodidad parece haber apagado el deseo de los japoneses. Pornografía y prostitución son sinónimos de placer inmediato y sin esfuerzo. La cuestión es si Japón es diferente, o sencillamente va por delante.

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