El surgimiento de Rusia como una superpotencia está conectado intrínsecamente con Josef Stalin. Dominó el país como ningún otro líder. Bajo su mandato, la Unión Soviética pasó a ser una de las naciones industriales más potentes. No persiguió una revolución a nivel mundial, sino el establecimiento del comunismo en un único país: el suyo. Logró el colectivismo en la agricultura a costa de millones de personas muertas de hambre, y desarrolló la industria. Todo el que fue sospechoso de criticarlo acabó asesinado o desaparecido en el Gulag. Después de salir victorioso de la II Guerra Mundial, consiguió una veneración casi religiosa en el país. Veremos el efecto de su muerte en la URSS que comenzaba a enfrentarse a un nuevo enemigo, Estados Unidos y el Capitalismo.