Existe un campo vibratorio que conecta todas las cosas. Se le ha denominado Akasha, el OM primordial, la red de Joyas de Indra, la música de las esferas y miles de otros nombres a través de la historia. Los antiguos maestros védicos enseñaban Nada Brahma: el universo es vibración. El campo vibratorio está en la raíz de todas las experiencias espirituales verdaderas y de las investigaciones científicas. Es el mismo campo de energía que santos, budas, yoguis, místicos, chamanes, sacerdotes y videntes han observado al observar en su interior. Muchos de los pensadores monumentales de la historia, como Pitágoras, Keppler, Leonardo Da Vinci, Einstein, y Tesla, han llegado al umbral del misterio. En la sociedad moderna, la mayoría de la humanidad ha olvidado esta sabiduría antigua.
Hemos incursionado demasiado lejos dentro del campo del pensamiento, aquello que percibimos como el mundo externo de la forma. Hemos perdido la conexión con nuestros mundos internos. Este equilibrio que el Buda llamaba “El camino intermedio” y Aristóteles “El justo medio”, es el derecho inalienable de todo ser humano. Es la raíz común de todas las religiones y el enlace entre nuestros mundos internos y externos.
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