Se supone que la Administración de Seguridad del Transporte (TSA por sus siglas en inglés) debe evitar que los pasajeros introduzcan algún elemento que pueda ser utilizado como arma después de pasar los diferentes controles de seguridad del aeropuerto. El problema es que existe una variedad de artículos que se pueden comprar después de pasar por el control de seguridad y que se pueden configurar para crear artefactos explosivos improvisados. Evan Booth, un programador e investigador autodidacta de explosivos improvisados, ha creado una gama de artefactos explosivos e incendiarios fabricados a partir elementos aparentemente inofensivos.