Es muy posible, tal y como revelan los hechos en este documental, que en el tema del SIDA exista un fraude colosal: el silencio, la censura a la que están obligados los científicos disidentes, también los galardonados con el Premio Nobel; la falta de pruebas fiables sobre la relación VHI-SIDA; los tests de resultados equívocos; los orígenes del AZT y sus terribles efectos secundarios; los extraños casos de tantos supervivientes de largo plazo que no toman medicación de parejas serodiscordantes que no se han contagiado, de recién-nacidos que negativizan el virus o bien nacen sin él. Los efectos secundarios de los medicamentos contra el SIDA que se prescriben en la actualidad provocan enfermedades tan graves como la supuesta acción del propio virus.
¿No será que hay un interés por no encontrar la cura del SIDA? Después de casi 30 años de investigación y millones de dólares invertidos han convertido el SIDA en una enfermedad crónica que causa la dependencia de los fármacos a miles de personas con el consiguiente aumento de los beneficios de la industria que mueve el VIH.
Muchos científicos y personalidades disidentes opinan que el SIDA tiene un origen tóxico causado por drogas y malas condiciones de vida. En África se llama SIDA a las enfermedades endémicas de la pobreza: tuberculosis, hongos, neumonía… Peter Duesberg sostiene que el origen del SIDA occidental está en la plaga de psicotrópicos con que la humanidad convive desde los años 70, así como el abuso indiscriminado de todo tipos de fármacos para solventar los efectos secundarios de uso de drogas recreativas, la mala vida, además de otras circunstancias inmunodepresoras.