En Alemania, uno de los países más ricos del mundo, está aumentando la desigualdad. Los ricos prosperan, los pobres se quedan rezagados.
La clase media lucha por mantener su estatus, en lugar de, como en el pasado, lograr el ascenso mediante el trabajo y el mérito. Los jóvenes de hoy disponen de menos ingresos que las generaciones anteriores. Los cineastas viajan por la Alemania “de la desigualdad” y revelan cifras claras y trasfondos. En el reportaje intervienen los principales investigadores y expertos en la desigualdad del mundo. Y acompañan en su trabajo a Christoph Gröner, uno de los mayores desarrolladores inmobiliarios alemanes. “Si Usted tiene una gran fortuna, ya no puede perderla mediante el consumo, arroja el dinero por la ventana y este vuelve a entrar por la puerta”, dice Gröner. Construye edificios de apartamentos en casi todas las principales ciudades alemanas, vende casas y planifica barrios enteros. “Los empresarios somos más poderosos que los políticos porque somos más independientes”. Nos dan su opinión los principales investigadores y expertos mundiales en desigualdad, como el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, el economista Thomas Piketty o Brooke Harrington, que han llevado a cabo una intensa investigación de campo entre los inversores de la élite financiera internacional. Branko Milanovic fue director económico del Banco Mundial y evalúa la globalización. Los perdedores, dice, son la clase media baja de los países ricos, como Alemania. “Estas personas hoy ganan lo mismo que ganaban hace 20 años”. Milanovic resume, “Como hace cien años la humanidad se encuentra nuevamente ante una encrucijada: ¿Sigue permitiendo que la creciente desigualdad destruya las sociedades de los países ricos, o le hace frente?
Alfombra roja, brillantes vestidos de gala, lluvia de flashes. Es una gala de recaudación de fondos en Berlín. Su protagonista es el multimillonario Christoph Gröner.
Es uno de los organizadores de la gala y, como corresponde, va de mesa en mesa para convencer a los acaudalados invitados de que donen dinero para niños necesitados en “el país de la desigualdad”, es decir, Alemania. Christoph Gröner hace todo lo posible por persuadir a los acaudalados invitados de una subasta para que aumenten sus pujas, pues cuanto más se ofrezca en la subasta por el reloj de lujo, más dinero habrá para financiar a un centro de menores una nueva cancha de fútbol o clases particulares. Gröner es una de las personas más ricas de Alemania: su empresa de construcción está valorada en los 1.000 millones de euros, según cuenta él mismo en este documental. Christoph Gröner fue acompañado por la cámara durante siete meses, a reuniones de la junta directiva, a obras de construcción, en obras de caridad y en su vida privada. Gröner sabe que alguien como él es la excepción absoluta en Alemania. Él cree que en Alemania muchos niños crecen sin oportunidades justas. “Aquí tenemos un fracaso total en todos los ámbitos”, sentencia. “En primer lugar, padres que no hacen nada. Y en segundo lugar, una política educativa que propicia el caos que existe hoy día”. Gröner quiere intervenir allá donde las instituciones estatales fracasan. Es por eso que apuesta por la caridad. Pero, ¿puede esto aliviar la desigualdad? Existen pocos países desarrollados en los que el éxito dependa tanto del origen como en Alemania. Normalmente los de arriba se mantienen arriba y los de abajo, abajo. Un nuevo estudio demuestra que los ricos y los pobres cada vez interactúan menos en Alemania. E incluso la clase media cada vez se siente más amenazada por la incertidumbre del futuro. Este documental busca respuestas en familias, en un enfermero mal pagado, pero también en los principales investigadores y analistas de datos del mundo, como el ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz, la socióloga Jutta Allmendinger o el economista Raj Chetty, quien analizó en la Universidad de Stanford por qué la clase media ahora tiene que luchar por mantener su estatus.
¿Cuánto poder tienen los ricos? ¿Quién decide el futuro de Alemania? Los últimos estudios muestran que una pequeña parte de la sociedad, con mucho dinero, es quien marca el rumbo de la política.
Y esta tendencia funciona a nivel internacional. Un grupo de investigadores alemanes analizó cientos de encuestas sobre temas como economía, medio ambiente, política exterior y finanzas para saber qué esperan tanto los ricos como los pobres, de los políticos. Las diferencias saltan a la vista. “Un ejemplo obvio es el impuesto sobre el patrimonio. Ahí queda claro que cuanto más elevada es la renta, mayor es el escepticismo ante la reintroducción de este impuesto. Y al revés, cuanto más bajo es el nivel de ingresos, más a favor se está de su aplicación”, dice Armin Schäfer, politólogo de la Universidad de Münster. “A día de hoy todavía no hemos reintroducido el impuesto sobre el patrimonio”.
¿Quién decide entonces el rumbo de Alemania? Para responder a esta pregunta la cámara acompaña a Christoph Gröner, millonario y constructor. Si de él dependiese, comenzaría inmediatamente a edificar en Colonia, donde faltan miles viviendas, los alquileres no dejan de subir y sobre todo los pobres no se sienten escuchados. Entre los planes de Gröner está la construcción de un nuevo barrio. La alcaldesa de Colonia, Henriette Reker dice: “A la ciudad se le pide que ponga a disposición terrenos urbanizables y que conceda licencias de construcción.” Pero Christoph Gröner se pregunta si no podría ir todo más rápido y exige a la política que deje de frenarlo. Para mostrar el poder del dinero, nuestra cámara se cuela allá donde los líderes de la política se dan cita con los de la economía, tanto en la administración municipal como en la zona VIP de un estadio de fútbol de la Bundesliga. En Cannes, en la feria inmobiliaria más grande de Europa, se muestra cómo los inversores multimillonarios ejercen su poder para diseñar las ciudades y regiones a su gusto.
Año: 2019