Tienen las mejores vistas y miman al visitante porque su economía depende en buena medida de él. Son pueblos de postal. Apenas sienten la crisis inmobiliaria porque sus cascos históricos se conservan como hace siglos, sin posibilidad de construir. El tiempo se ha parado en ellos, así que los directores de cine no necesitan construir decorados: basta con rodar en sus calles. Este reportaje muestra algunos de los pueblos más bonitos de España, entre ellos Pedraza, Cudillero o Almabro, y algunos municipios de la sierra de Albarracín o la Alpujarra.