Millones de personas en el mundo necesitan un trasplante de órganos. Algunas esperan durante décadas para conseguirlo, otras no sobreviven y otras prefieren tomar otros caminos menos ortodoxos para conseguirlo. Sólo en el Reino Unido, hay unas nueve mil personas que necesitan un trasplante. En los Estados Unidos, noventa y siete mil. En las afueras de Chennai, India, la población vive en una pobreza extrema. Y cuando apenas hay alternativas, muchos recurren a medidas desesperadas. Venden sus riñones por unos escasos 700 euros. En China se venden a los extranjeros los órganos de los presos condenados a muerte sin su consentimiento.