En 1995, un coleccionista de Nueva Jersey compró una partida de cilindros de cera grabados de más de 100 años. Cuando lo hizo sonar, oyó algo más que las melodías por las que había pagado. Una de las grabaciones era la de un hombre que declaraba haber cometido un asesinato. El autor de la confesión era el doctor H. H. Holmes, y la grabó unos días antes de que lo ahorcaran. Esta cinta fue el punto de partida de la investigación de una de las más asombrosas series de homicidios de la historia del crimen. 200 personas pudieron haber muerto a manos del primer asesino en serie de la historia de Estados Unidos, todas ellas huéspedes de un hotel de Chicago que regentaba Holmes, un hotel que se conoció más tarde como el hotel de los horrores.