Durante la década de 1930, una serie de devastadoras tormentas denominadas ventiscas negras asolaron la zona central de EE.UU. Montañas de polvo convirtieron los días en noches y transformaron millones de hectáreas de suelos fértiles en desiertos. ¿Cómo pudo suceder algo así? Muchos suponen que se trató de un desastre natural; creen que este fenómeno es el resultado de una prolongada sequía y de vientos huracanados, pero en realidad, la catástrofe, a la que bautizaron como cuenta de polvo, fue causada por la acción del hombre.