La comunidad internacional ha aportado 20.000 millones de dólares para la reconstrucción de Afganistán, al gobierrno de Karzai. El plan consiste en erradicar el tráfico de opio y la construcción de escuelas y hospitales, pero la corrupción y el abuso de poder impiden que los fondos de ayuda lleguen a quien lo necesita. La desconfianza de la población hacia las instituciones y el gobierno alimenta la creciente influencia de los talibanes y de la rebelión, al ver como la ayuda se está quedando en manos de unos pocos.