En una brumosa mañana de otoño del año 331 a.C., un pequeño pero valiente grupo de guerreros se prepara para la batalla. Su enemigo es un ejército cinco veces superior, la potencia más poderosa del mundo, el Imperio Persa.
Su líder, Alejandro, el rubio rey de Macedonia, tiene apenas 26 años. Durante los cuatro últimos años ha conducido a sus tropas desde Grecia hasta Egipto, y ha conquistado más de medio mundo. Sin embargo, sus hombres están hoy intranquilos, exhaustos y llenos de nostalgia tras una travesía de 3.000 km. Ahora deben enfrentarse a un ejército descomunal, pero Alejandro está convencido de que ha llegado el momento decisivo. “Sois guerreros de Macedonia -proclama-, y Zeus os protege”.