En 1998, el fármaco antirretroviral efavirenz fue aprobado para tratar el VIH. Aunque el medicamento era muy eficaz, los pacientes no tardaron en informar sobre sueños extraños, alucinaciones y sensaciones de irrealidad. Cuando los tabloides sudafricanos comenzaron a publicar historias de violaciones y robos supuestamente provocados por el efavirenz, los científicos empezaron a estudiar cómo el efivarenz podría producir esas alucinaciones inesperadas.
Hamilton Morris viajó a Sudáfrica para hablar con consumidores y traficantes de efivarenz y estudiar cómo la medicina salva vidas se ha convertido en parte de un peligroso cóctel llamado “nyaope”.