El oro surgió a raíz de la explosión de la supernova que dio origen a su vez a los cimientos de nuestro Sistema Solar. La Tierra, cuando se creó, albergaba un diminuto porcentaje de átomos de oro, y a lo largo de diferentes procesos geológicos, que duraron eones, se fueron depositando en diversos rincones por todo el planeta. El de más calidad se halla en las antiguas rocas precámbricas de Sudáfrica, donde se extrae a través de las minas más profundas que existen. En otras partes del mundo, el oro puede obtenerse de rocas sedimentarias más jóvenes procedentes de la erosión de otras del periodo Precámbrico. El metal precioso de la conocida fiebre del oro americana corresponde a este último tipo de yacimiento. Hoy día, en el estado de Nevada, se filtra a gran escala roca sedimentaria para extraer el oro.
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