En nuestro país las cosas no van demasiado bien para la industria. El Índice de Producción Industrial cayó una media del 1,8 % durante el año 2013. La industria supone ahora el 15 % del PIB, apenas la mitad de hace 35 años. Desde 2004 hasta 2012, 33 mil empresas industriales han desaparecido, por no hablar del crédito industrial que también ha caído vertiginosamente.
La deslocalización de la industria buscando el sudeste asiático y China con mano de obra más barata y condiciones más abusivas para las empresas ha terminado por pasar factura a la España de la crisis.
El sector servicios no cuenta con los cimientos de la industria y estar a expensas de los vaivenes de la producción internacional y de las importaciones tiene grandes riesgos.
En zonas con una industria no muy potente el daño ha sido letal. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, la crisis se ha llevado por medio a 64 mil trabajadores y han cerrado 3.400 empresas. El 16 % de las naves industriales de la región están cerradas y muchos polígonos están en claro deterioro. Artes gráficas, metalurgias y textil han echado la persiana y no son las únicas.
Entre las empresas que planean abandonar Madrid está Coca Cola, que prevé cerrar su planta de Fuenlabrada, aplicando un ERE que supondría el despido de unos 600 trabajadores en Madrid.
Pero Coca Cola es solo la punta del iceberg: también hay un ERE previsto en la fábrica de sobres Tompla, hay reajustes salariales en empresas de la automoción, Renault anunció el cierre de su factoría de Leganés y cientos de pequeñas empresas están al borde de la quiebra. En los últimos años también ha habido reducción de actividad en compañías clave como Roca o Arcelor.
Ahora algunos economistas apuestan por la vuelta al tejido industrial como la única alternativa para salir de la crisis. Pero muchos temen que sea la vuelta de las empresas que buscan la producción barata y del empleo precario, no una industria sustentada en la Innovación, la capacidad tecnológica, etc.
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