En 1974, un campesino descubrió por casualidad el primero de los ocho mil soldados que custodiaban la tumba del primer emperador de China. Entre la ladera del monte Li y el río Wei, en la provincia china de Shaanxi, un túmulo con forma de pirámide se eleva más de 40 metros sobre la planicie. Bajo su cúspide, hoy hundida, un palacio subterráneo alberga los restos de uno de los personajes más fascinantes de la historia de China: Zhao Zheng, rey de Qin y primer unificador de China, al que conocemos como Qin Shihuang di, «el primer emperador» (259-210 a.C.).
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