La trascendencia de los medios de comunicación de masas en la era moderna es decisiva. Los medios suponen la conexión que muchos establecen entre sus vidas individuales con una sociedad que está más allá de sus ámbitos domésticos, laborales o relacionales. En su faceta más noble, son vías de información, formación y entretenimiento. El nuevo foro para ciudadanos y políticos ya no era la plaza pública, era fundamentalmente el medio de comunicación, y con ello surgió un nuevo actor: el líder de opinión que, en muchos casos, es un profesional del medio. De esa convivencia surgen también los debates en torno a la reorganización de las funciones y los límites de cada uno de los participantes, con el trasfondo de que los medios son en su mayoría empresas privadas con sus propios intereses.