Hace unos años, el comandante Cousteau organizó una confrontación de máquinas submarinas francesas y estadounidenses. La prueba constata que el hombre dispone de ingenios que le permiten explorar y filmar el mar hasta profundidades donde la escafandra autónoma no ha permitido descender. Entre otros momentos mágicos, este acontecimiento permite observar las primeras imágenes de las misteriosas grandes profundidades.