Desde hace tiempo, mucha gente en Occidente cree que el vodka es el mayor símbolo de Rusia, de los rusos y del estilo de vida ruso. Por extraño que nos parezca, este popular cliché turístico no difiere mucho de la idea que los propios rusos tienen de sí mismos. Según nos dicen las encuestas, los rusos valoran el vodka por su sencilla exuberancia, su fuerza y su habilidad para revelar el mundo interior de las personas. En resumidas cuentas, porque les ayuda a seguir siendo rusos.
Es interesante que muchos rusos utilicen los mismos conceptos para describir los signos propios de su carácter nacional. De hecho, en Rusia el vodka es mucho más que una simple bebida alcohólica. Es un símbolo nacional, el motor más significante del gobierno y de la economía sumergida, el método más popular de terapia social, una fuente inagotable de inspiración creativa y mucho más. En pocas palabras, es el primer producto de Rusia y está directamente vinculado a los principales mecanismos y motores de la realidad rusa.