Pruebas, diálogos insólitos con los genocidas latinoamericanos y “asesores” del resto del mundo que, creyendo ingenuamente hablar con una historiadora de derecha, se descargan y exponen en toda su magnitud, van diseñando un mapa del horror y la hipocresía, dejando también en claro que en lo que se refiere a los años de plomo todavía queda mucha tela por cortar.
“Escuadrones de la muerte: La escuela francesa” es como se titula la espectacular película de la realizadora Marie-Monique Robin acerca de las formas galas de tortura.
Robin, viajó especialmente para presentar su documental, en el que militares argentinos reconocen haber aplicado durante ‘La operación Cóndor’, técnicas de tortura y desaparición importadas de Francia. La operación Cóndor fue creado por la CIA estadounidense en la era Nixon-Kissinger, con la colaboración de las dictaduras militares latinoamericanas para la eliminación física de toda la izquierda política.
El filme de Marie-Monique Robin tiene como antecedente el excelente fresco la batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo en el que se mostró por primera vez en la historia que la civilizada Francia no respetaba los derechos humanos y torturó y martirizó a los patriotas argelinos que luchaban por su independencia. El documental sostiene mediante entrevistas, imágenes de archivo y documentos, que los franceses formaron a militares de América Latina y Estados Unidos en métodos utilizados Argelia e Indochina. Según la cineasta, estos métodos, a los cuales se les bautizó como ‘doctrina francesa’, fueron exportados después y en Argentina hubo una misión permanente de militares franceses entre 1957 y 1981.
Un dato desconocido y que revela el consenso y la cooperación de las más grandes potencias del mundo entre si, es el que asegura que expertos franceses enseñaron también las técnicas de la guerra contrarrevolucionaria a una generación de militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas, en Panamá.
Esta inefable institución conocida como ‘la escuela de los dictadores’, le sirvió de ‘universidad’ a los aspirantes a torturadores estadounidenses que luego la aplicaron en Vietnam, Bolivia, Guatemala, Perú, Chile, Venezuela, Salvador, Nicaragua y Uruguay entre otros países.
Resalta particularmente la Operación Phoenix, en la que murieron 20 mil civiles survietnamitas.
La periodista francesa entrevistó a los generales retirados argentinos Ramón Díaz Bessone -con cámara oculta-, Reynaldo Bignone y Albano Harguindeguy.
Estos verdugos justificaron en el documental los crímenes cometidos durante el régimen militar, en el que, según organismos de derechos humanos, desaparecieron unas 30 mil personas.
‘La entrevista que más me impactó fue la de Díaz Bessone porque me habló fríamente de las desapariciones como los daños colaterales de la guerra antisubversiva. Cuando le agradecí la nota y el camarógrafo prendió la cámara oculta el tipo se transformó y me dio miedo’, contó Robin.
Según la realizadora Díaz Bessone le dijo ‘que no se podía sacar información sin torturar y justificó la desaparición como arma de la guerra antisubversiva’.
La cineasta francesa concluyó sus palabras con esta aguda afirmación: ‘Haciendo esta investigación entendí el peso de la ideología. Lo que tenían en común los militares argentinos, franceses, chilenos y estadounidenses era un anticomunismo feroz’.
Robin afirmó que en Francia dos partidos, los Verdes y los Socialistas, pidieron la creación de una comisión de investigación parlamentaria, pero fue rechazada. Algunos especialistas recomendaron exhibir el documental en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.
totalmente desconocida esta participación francesa