Iker Jiménez habla en Cuarto Milenio sobre los exvotos ibéricos, una serie de figurillas de pequeño tamaño realizados por la enigmática cultura íbera, que representan a hombres y mujeres de forma muy esquemática. Hay una gran variedad de tipos. Algunas figuras levantan el brazo derecho como signo de adoración. Los guerreros van armados de escudos redondos, lanzas y falcatas (espadas curvas), están firmes o en movimiento, van a pie o a caballo. Las figuras femeninas están vestidas con ropajes que, como en el arte griego, se ciñen al cuerpo.
En los santuarios del Cerro de los Santos y del Llano de la Consolación (Albacete) se encontraron infinidad de obras en piedra de mucha mayor calidad y tamaño. Se trata de figuras oferentes de cuerpo entero, sedentes, bustos y cabezas. La obra más interesante es la Gran Dama Oferente, de un tamaño algo inferior al natural, viste con una túnica y manto con pliegues en zigzag, típicos del arcaísmo griego. Porta numerosas joyas y un vaso en actitud oferente. Otras figuras femeninas se cubren con una mitra en forma de capirote o con un peinado alto. Las figuras sedentes responden al modelo griego más arcaico por su rigidez y su hieratismo. Las cabezas masculinas ofrecen un peinado esquematizado, de trazos paralelos.