Cuando las sofisticadas máquinas que nos llevan al borde del espacio fallan, lo hacen de manera espantosa, pues se desploman a tierra provocando una terrible pérdida de vidas. Pero la verdad es que los pasajeros nunca han estado más seguros que ahora, gracias a las más brillantes cabezas, la mejor de las tecnologías y los miles de millones que se dedican a prevenir estos desastres.