Nos encontramos con un Sartre muy cercano al final de su vida, pero aun manteniendo su compromiso y con un deseo irrefrenable por seguir avanzando en su obra inconclusa. Vemos a un Sartre que quiere seguir pensando, ahora junto a las generaciones jovenes. A través de su voz y de su imagen vamos a poder recorrer la historia caudalosa del siglo XX, donde Sartre, fue quizás, “el” intelectual. Fue la voz crítica, y fue parte de aquella conciencia que no tranzaba con el poder, y lo interrogaba a cada momento. Fue un dramaturgo, un filósofo, un pensador, pero también un actor activo en los tormentosos devenires de su siglo, que no solo convirtió su época en materia de erudición si no que puso su cuerpo en el corazón de su tiempo. Sartre es hoy metáfora intensa de la vida francesa, pero también es la historia, la complejidad, la intensidad, el drama y la tragedia del siglo XX.