Jeffrey Dahmer no fue el típico asesino en serie, ya que no procedía de un ambiente pobre o violento. Por el contrario, su padre era químico y Jeffrey disfrutó de una infancia y adolescencia aparentemente felices y con comodidades. Lo que atormentaba a Jeffrey y le impulsó a asesinar siguiendo un macabro y perturbador patrón no tenía nada que ver con el ambiente en el que se crió. Se trataba de una oscura obsesión sexual que incluía control, curiosidad, desmembramiento, canibalismo y necrofilia. No existe un único detonante que pueda explicar la presencia del mal en personas como Jeffrey. Una variedad de factores se solapan unos con otros y convergen en un hombre para convertirlo en lo que es. Parece ser que Jeffrey eligió todos los caminos equivocados en la vida. Según él, nunca actuó por odio, sino que le guiaba un ansia enfermiza que nunca pudo saciar. Aunque muchos querían estudiar la mente de Jeffrey una vez encarcelado, Jeffrey Dahmer fue asesinado por otro recluso el 29 de noviembre de 1994.