Hay un lugar donde el desierto es más seco y desolado que en cualquier otra parte. Allí, al norte de Chile, casi en la frontera con Perú, la vida sólo es posible en las orillas de los escasos ríos que buscan el Pacífico; sin embargo, hace muchos siglos, hubo quien dejó la impronta de su paso por aquella tierra torturada en los cerros, dibujando en ellos ideogramas cuya función ignoramos. Como en las pampas de Nazca, trazaron sobre el suelo de los Altos de Ariquilda lineas, animales y figuras geométricas que sólo hoy, al sobrevolarlas en un avión, pueden ser contempladas, ya que estaban destinadas a los ojos de los “dioses”. Ésta será la primera vez que el mundo pueda verlas, porque, hasta ahora, nunca habian sido filmadas. Pese a todo, lo más sorprendente de Arica son, sin duda, sus momias, las más antiguas del planeta. Momias elaboradas, fruto de una técnica original y compleja, millares de años más viejas que las de Egipto, millares de años más viejas que las de cualquier cultura conocida. Después de ochenta siglos y para “En busca del misterio”, unas cámaras de cine recogen su imagen por primera vez.