El pecado de la ira es el pecado que mata. El propio Moisés era propenso a arrebatos de furia. Los míticos guerreros de Esparta meditaban para hacer desaparecer el pecado de la ira antes de una batalla. El escritor italiano Dante situaba a los que cometían este pecado en “el cuarto círculo del infierno”, donde se desgarraban los miembros unos a otros hasta la eternidad. Los estudiosos de la demonología afirman que el pecado de la ira es realmente la posesión del cuerpo por parte del demonio Ammon. Hoy en día, los neurocientíficos creen haber encontrado la emoción de la ira en la “amígdala”. De modo que, ¿es el pecado de la ira algo demoníaco o químico?
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