En el último capítulo de la serie ‘Madrid desde el aire’ mostramos cómo se hizo este espectacular programa. Casi 20.000 kilómetros recorridos, la distancia que separa Madrid de Nueva Zelanda, para mostrar más de 300 rincones desde múltiples puntos de vista durante 70 jornadas de vuelo.
El aeródromo de Casarrubios del Monte (justo en el límite de Madrid con Toledo) fue desde el principio el centro de operaciones desde el que despegaba el helicóptero, un Ecureuil 350B. Allí, revisión diaria de motores y de la cámara y, por supuesto del plan de vuelo por parte de un equipo compuesto por 2 helicópteros, 2 pilotos, 3 realizadores, 2 operadores de cámara y 2 guías, que dedicaron casi un año y medio a la elaboración del programa.
Una vez en el aire, poblaciones, campos y montañas quedaban a los pies de nuestros ojos. Los madrileños también fueron parte fundamental en la elaboración, puesto que colaboraron activamente en algunos planos.
Pero no todo fue fácil. También hubo incidentes, como las constantes paradas (hasta 10 en un mismo día) para limpiar la lente de la cámara, que se ensuciaba con insectos “suicidas”.