A escasos kilómetros de distancia de su continente, los europeos se encuentran con un país cercano geográficamente pero totalmente alejado de sus costumbres. Adentrarse en él significa descubrir un mundo diferente que, bajo el color que llena los sentidos, oculta su auténtica fisonomía a la sorprendida mirada del viajero occidental.
Las poblaciones del atlántico como Essauria, y las ciudades imperiales como Fez, son las primeras etapas de un itinerario que se interna en el sur, llega hasta Marrakech y aún más allá, hasta la tierra de las Casbahs. Allí, burlando la aridez del paisaje, se encuentran lugares como Ouazarzate o como el harén de Teluet, una auténtica recompensa para el viajero que se adentra en los caminos del sur del país.
https://www.youtube.com/watch?v=URiKbJXCrpk