La crisis y el consiguiente empobrecimiento de los griegos ha acentuado la xenofobia y ha abierto la puerta del parlamento a una nueva ultraderecha: Aurora Dorada, un nombre que encubre un ideario neonazi y totalitario. La ultraderecha griega ha pasado en tres años de ser una fuerza irrelevante a disponer de 18 escaños. Y podría llegar a tener más, ya que las encuestas señalan que es un grupo en alza capaz de convertirse en el tercer partido en representación.
Aunque se presenta como un mero partido nacionalista, y dice tener un interés social, todas su propuestas están subordinadas a un ‘solo para griegos’. Una exclusión que no tiene reparos en ejercer con violencia contra todo el que no comparte su ideario y, en particular, contra los inmigrantes. Con esa estrategia consiguen votos, sobre todo en las zonas más golpeadas por la crisis.
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