Polonia vive una nueva etapa en su historia, y se incorpora rápidamente al nivel de vida de la Europa central a la que siempre ha pertenecido. Desde los astilleros de Gdansk partió una revolución democrática que conectó con el sentimiento religioso de un país con más de mil años de catolicismo en su haber, y ahora marchan juntos hacia el reencuentro con las esencias de la nueva Europa del tercer milenio.
La gran llanura polaca cuenta con una historia formidable, desde los caballeros teutones a las ciudades comerciales del Báltico integradas en la Hansa, que permitieron el nacimiento de una próspera burguesía amante del arte. Ciudades que marcan el itinerario vital de Copérnico, la mayor figura científica de Polonia.
El Catolicismo preside la vida cotidiana en este país eminentemente rural que limita al norte con el Báltico y al sur con las montañas que lo separan de Chequia, y que presenta una fascinante mezcla del mundo eslavo con las influencias mediterráneas.
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