La escena punk de Indonesia es de las mayores y más activas del mundo. Es el lugar en el que la juventud puede rebelarse contra la corrupción que azota al país, los convencionalismos sociales y contra el estricto yugo de sus familias. Pero en el mayor país islámico del mundo, este movimiento juvenil rebelde sufre la persecución de las autoridades políticas y el fundamentalismo religioso.
El sentimiento antipunk tiene su punto álgido en Aceh —la única provincia que se rige por la sharia—, donde 65 punks fueron arrestados y recluidos en un campo islámico de formación moral. Allí les afeitaron la cabeza y quemaron su ropa. Viajamos al norte de Sumatra para localizar a los últimos punks de Aceh, que siguen viviendo bajo la amenaza constante de la policía de la sharia.