Desde sus orígenes, el racismo colonial nació como consecuencia de unas necesidades económicas y no como convencimiento de una superioridad biológica. Todos los imperios han hecho uso de la esclavitud (británicos, españoles, griegos, romanos…) con criterios de utilidad. Ni siquiera entre los esclavos todos eran iguales; los negros pasaron a suplir la mano de obra que faltó cuando se “humanizó” a los incas. No obstante, el mestizaje fue nota común, sobre todo con los españoles. Los indios norteamericanos, a diferencia de los negros, tuvieron también un papel simbólico después de su conquista, e igualmente también se usó la Biblia (la maldición de Canaán) para justificar la esclavitud como algo natural, tan solo en el s. XVIII se planteó que podría ser pecado.