De Brasil a Perú por la cordillera de los Andes, el autobús cruza su primera frontera internacional y después continúa su viaje por la Amazonía peruana.
Una ruta, un continente. La serie de cinco capítulos “La ruta interoceánica” nos sumerge en el alma de América del Sur. El trayecto en autobús más largo del mundo nos lleva sin transbordos desde Río de Janeiro hasta Lima: 6.300 kilómetros en cien horas.
En Acre, en el extremo occidental de Brasil, la gente no se interesa por el comercio con Perú, facilitado tras la finalización de la ruta interoceánica. Tampoco se exportan productos a Asia a través de los puertos peruanos. La ruta interoceánica debería promover estas actividades, pero la remota región está sumida en un letargo.
Por el contrario, en la Amazonia peruana, la carretera ha traído consigo grandes cambios. Si antes bajar de los Andes llevaba días, en la actualidad solo dura unas pocas horas. El oro que se deposita en el lecho de los ríos del bosque tropical atrajo a muchos aventureros. El gobierno peruano estima que unas 20.000 personas buscan oro ilegalmente en la región. La mayor parte del departamento de Madre de Dios fue declarado zona catastrófica a fines de mayo de 2016 porque el mercurio que se emplea en la extracción de oro amenaza con intoxicar a 50.000 personas. Cada pocos meses se llevan a cabo redadas que no siempre cumplen su objetivo. Los buscadores de oro regresan a sus puestos cuando la policía se retira. A veces, los buscadores de oro bloquean la carretera durante días. En esta ocasión, el autobús atraviesa la región sin incidentes.