El primer ministro británico, Winston Churchill, ordena la formación de fuerzas de asalto para posicionarse en las costas de la Europa ocupada. Adolf Hitler planificaba la invasión de la Unión Soviética, ya que era una fuente de abundantes recursos naturales y debido también a su odio hacia el Comunismo. En la prisión de Colditz se fraguaron algunos planes de fuga legendarios.